La infertilidad afecta a una de cada siete parejas y el 25 % es causado por trastornos de la ovulación.
El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es un trastorno endocrino heterogéneo que impacta de forma directa a la calidad de vida de la mujer.
La alteración en las hormonas sexuales como la LH, FSH, estrógenos y andrógenos interrumpen la función menstrual “normal”. Dando lugar a oligomenorrea o amenorrea en la mayoría de ocasiones.
Según la estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 116 millones de mujeres (3,4%) se ven afectadas por el SOP en todo el mundo. Otras fuentes mencionan entre un 5-15% de las mujeres en edad reproductiva. Siendo uno de los problemas de infertilidad más prevalentes en nuestra actualidad.
Este síndrome se caracteriza a su vez por un desequilibrio en el eje hipotalámico hipofisario-ovario (fig 1). Su diagnostico incluye la existencia de hiperandrogenismo, irregularidades menstruales y quistes de tamaño variable en los ovarios.
Aunque se desconoce a ciencia cierta su origen o etiología de forma precisa. Es conocido que esta condición multifactorial se desarrolla con mayor incidencia en adolescentes que cursan con obesidad o alguna comorbilidad asociada a esta metabolopatía como la diabetes tipo II, infertilidad, displasia endometrial…
El Consenso de Rotterdam, celebrado por las asociaciones europeas y norteamericanas de medicina reproductiva en 2003, definió los criterios de diagnóstico del SOP que siguen siendo los más utilizados en todo el mundo tanto para el diagnóstico individual como para la investigación (Fig 2 y 3).
Este consenso definió el SOP como la presencia de dos de tres características: hiperandrogenismo (clínico o bioquímico), disfunción ovulatoria (manifestada por irregularidades menstruales) y morfología ovárica poliquística (PCOM) diagnosticada por ecografía.
Esto quiere decir que aunque se padezca dicha morfología poliquistica en el ovario, no necesariamente se denominaría SOP (ya que este es el síndrome en sí mismo con todo el cuadro que lo engloba).
Aunque este criterio no es del todo fácil de establecer ya que existen otros trastornos que pueden enmascarar o mimetizarse compartiendo fragmentos del criterio diagnostico. Es el caso de la amenorrea hipotalámica funcional (FHA), esta viene originada generalmente por una baja ingesta energética, estrés psicológico y alta demanda de ejercicio físico, lo que acaba originando a su vez una baja disponibilidad de energía. En algunos casos, puede confundirse con SOP y viceversa. Por ello os dejo por aquí una tabla traducida con las diferencias entre ambas entidades (Tabla 1)
Tabla 1. Diferencias entre SOP y Amenorrea hipotalámica funcional.
*AMH; HORMONA ANTIMULLERIANA. SOP;SINDROME DE OVARIOS POLIQUISTICOS. PCOM; OVARIOS CON MORFOLOGÍA POLIQUISTICA
Por tanto, el SOP es un diagnóstico de exclusión que debe establecerse después de evaluar otras causas de anovulación o exceso de andrógenos (o ambos).
Algunos autores han propuesto que la definición de PCOM “Polycystic ovarian morphology” en los criterios de Rotterdam necesita una revisión debido a la evidencia inicial inadecuada para los puntos de corte utilizados, los avances en la tecnología y las técnicas de imagen de mayor resolución disponibles en la actualidad.
Además, con la edad, el volumen ovárico y el recuento de folículos disminuyen tanto en mujeres normales como con SOP. Se han propuesto criterios basados en la edad. La PCOS network sugiere aumentar el umbral para el diagnóstico de ovarios multifoliculares a ≥20 folículos por ovario. La ecografía debe excluir la presencia de cuerpos lúteos, quistes o folículos dominantes.
Cabe señalar que el término «quístico» puede resultar engañoso. La apariencia “poliquística” es causada por la acumulación de folículos ováricos en diferentes etapas, especialmente folículos antrales pequeños. Los folículos contienen un solo ovocito y no tratándose de quistes como tal. Por tanto, el nombre SOP por algunos autores lo consideran inapropiado.
El SOP tiene el potencial de tener consecuencias de relevancia clínica, incluido un mayor riesgo de desarrollo de hiperplasia y neoplasia endometrial. Además, las manifestaciones extrareproductivas del SOP incluyendo resistencia a la insulina (RI), síndrome metabólico (EM) e inflamación crónica de bajo grado.
Sindrome ovárico poliquistico e insulinorresistencia
La RI se define clínicamente como la incapacidad de una cantidad conocida de insulina exógena o endógena para aumentar la captación y utilización de glucosa en un individuo tal como lo hace la población normal.
En este contexto de resistencia a la insulina, los tejidos periféricos tienen menos sensibilidad a la acción de la insulina; por lo tanto, se requieren concentraciones
más altas de lo normal para mantener la normoglucemia, lo que resulta en el desarrollo de hiperinsulinemia compensatoria.
Aunque no siempre está presente en el SOP, la RI juega un papel central en su patogénesis, y es algo común en chicas con SOP, tanto en normopeso como con obesidad.
Entre el 44% y el 70% de las mujeres con SOP presentan una mayor resistencia a la insulina, y las mujeres que cursan con SOP y obesidad son más resistentes a la insulina que mujeres tan solo con obesidad.
Estos datos sugieren que tanto la obesidad como el SOP influyen en la sensibilidad a la insulina y que su coexistencia puede aumentar la RI.
El SOP es un trastorno heterogéneo y los cuatro fenotipos diferentes reconocidos difieren no solo en las características reproductivas sino también en las metabólicas. El grado de resistencia a la insulina difiere entre los subgrupos
La hiperinsulinemia conduce a un aumento de la producción de andrógenos, que, a su vez, puede afectar sensibilidad a la insulina. La IR y la hiperinsulinemia compensatoria resultante están relacionados con el hiperandrogenismo de diversas formas. Este círculo vicioso induce y agrava las anomalías reproductivas y metabólicas que caracterizan al SOP. Aumentando algunos signos clínicos como pueden ser acné, hirsutismo y alopecia androgénica Fig 4.
En la segunda parte abordaremos las posibles estrategias efectivas (dietético nutricionales y ejercicio físico) para mejorar toda esta sintomatología y desajustes endocrinos que incluye este síndrome.
Como pequeño adelanto, esta figura resume perfectamente alguna de las recomendaciones actuales.
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