EJERCICIO FÍSICO Y HORMESIS
Sabemos cómo el ejercicio físico ejerce un papel indispensable como pilar básico de la salud. Además de esto, el entrenamiento de fuerza se trata del factor con mayor relevancia a la hora de ganar masa muscular.
Aunque estas ganancias puedan conducir a un mejor rendimiento deportivo y reducir las demandas de las actividades diarias (mejorando en gran parte la calidad de nuestra vida) paradójicamente, este mismo ejercicio sin control alguno, sin regulación, en exceso y sin la recuperación adecuada, puede aumentar los marcadores de estrés oxidativo por encima de los valores normales de forma crónica, daño musculo esquelético y cardíaco, desencadenando la merma del rendimiento, así como de la salud en general (figura 1).
Estas respuestas al entrenamiento no son necesariamente negativas, sino que son una parte necesaria del proceso de adaptación, siempre y cuando, el nivel de estrés no exceda la capacidad del cuerpo para poder recuperarse (figura 2).
Sin embargo, si el estrés causado por el ejercicio (junto a otra serie de factores) es demasiado grande, el cuerpo no podrá recuperarse adecuadamente, interfiriendo
a corto-largo plazo en el nivel de rendimiento de nuestro deportista, como se trata de los casos de sobrecarga no funcional (overreaching) o sobreentrenamiento (overtraining) o en casos mucho más graves, llegando a ser potencialmente mortal en forma de rabdomiólisis (descomposición del tejido muscular por una lesión o enfermedad que ocasiona la liberación de ciertos metabolitos o sustancias tóxicas en la sangre. Estas sustancias son dañinas para el riñón y pueden ocasionar un daño renal agudo) (Figura 3).
Tabla 1. Nutrientes de diferentes frutas y sus principales beneficios
CEREZA ÁCIDA
Es por ello, el uso del zumo o extracto de cereza ácida Montmorency (Tart Cherry) como ayuda en la recuperación de un ejercicio extenuante se está volviendo cada vez más popular.
El ejercicio extenuante puede causar daño estructural a la fibra muscular, provocando una inflamación, caracterizada por la infiltración de neutrófilos y macrófagos a la zona afectada (el proceso inmunitario inflamatorio es mucho más complejo).
La actividad de estas células inmunitarias da como resultado la producción de especies reactivas de oxígeno y nitrógeno (RONS) que están relacionadas con el estrés oxidativo. El estrés oxidativo se considera como un desequilibrio entre los sistemas de defensa antioxidantes naturales del cuerpo y el producción de RONS, si los sistemas de defensa se ven abrumados, puede haber una exacerbación en el daño a las fibras musculares y con el consecuente retraso de la recuperación y maladaptacion al ejercicio.
Se ha relacionado el consumo de cerezas ácidas con la mejora de la recuperación y atenuación de los síntomas producidos por el daño muscular inducido por el ejercicio (EIMD), esto probablemente se deba a los altos niveles de flavonoides y antocianinas que contienen estas frutas. Las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de estos fitonutrientes (figura 4) son conocidos a la hora de reducir la inflamación y la producción de RONS mediante la inhibición de la ciclooxigenasa (COX- 1 y COX-2) al igual que los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) sin la consecuente inhibición de las adaptaciones al ejercicio.
En cuanto a los ensayos clínicos realizados hasta la fecha, se ha visto como mejoran ciertos biomarcadores relacionados con el daño muscular (CK, CKMB), mejora de la calidad del sueño en sujetos sanos que no padecían insomnio, reducción del dolor muscular, marcadores de estrés y catabolismo y reducción de la perdida del rendimiento tras el ejercicio intenso de fuerza y resistencia.
La naturaleza de la contracción muscular durante el ejercicio de alta intensidad de forma repetitiva inducirá alteraciones estructurales, que finalmente conducen a una secuencia de eventos de remodelación-reparación muscular: degeneración, inflamación y regeneración.
El dolor muscular tras el ejercicio no es el resultado directo de la inflamación, sino más bien un producto de la alta sensibilidad de los nociceptores y mecanorreceptores a los metabolitos y subproductos liberados durante esta degeneración.
Millones de personas, incluidos los atletas, utilizan fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
El uso de AINE mitiga la respuesta inflamatoria mediante la inhibición no específica de las enzimas ciclooxigenasa (COX-1 y COX-2) que intervienen en la producción de prostaglandinas que regulan a su vez la inflamación. Sin embargo, los AINE siguen siendo controvertidos, ya que algunas investigaciones han demostrado que la síntesis de proteínas musculares y la función de las células satélite en la hipertrofia del músculo esquelético se ven comprometidas a largo plazo.
Debido al debate en torno al uso de AINE en el deporte, la investigación sobre nutrición en el alto rendimiento ha cambiado el enfoque hacia las frutas y verduras que contienen fitoquímicos y otros alimentos funcionales que parecen proporcionar un efecto antiinflamatorio y antioxidante similar, sin estos posibles efectos secundarios.
Debido a todo esto, como hemos mencionado anteriormente son de gran utilidad a la hora de atenuar la respuesta inflamatoria y acelerar la recuperación del daño muscular.
Esto puede ser una gran herramienta para deportistas de diferente índole, ya sea a la hora de preparar una competición donde tiene que llegar en las mejores condiciones o en una fase donde el volumen de entrenamiento se exceda en comparación a lo que normalmente realiza. Por no hablar del calendario deportivo de muchas disciplinas deportivas que encadenan partido tras partido sin prácticamente descanso (torneos, competiciones simultaneas, eventos de crosstraining…).
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