No tardamos en preparar estas albóndigas de garbanzos, cebada y calabaza, una receta deliciosa.
Es una receta «comprometida» por ser un plato tradicional, por usar legumbres y cereales de bajo impacto hídrico, porque permite reaprovechar alimentos como el pan duro y por usar técnicas de cocina eficientes. Además salen bastantes raciones que podemos congelar y aprovechar en muchos platos distintos, aunque simplemente con salsa de tomate casera salen muy ricas.
La noche antes, colocar los garbanzos secos con la cebada en un recipiente mediano y lavar con agua. Cubrir con agua limpia y dejar a remojo toda la noche, o al menos 4 horas. Desechar ese agua al día siguiente, poner en una olla exprés y cubrir con agua limpia. Cerrar la olla y cocer siguiendo las instrucciones, unos 20 minutos, o cocer en olla normal al menos 1 hora.
Picar bien la cebolla, el puerro y los dientes de ajo. Trocear la calabaza en cubos pequeños. Calentar un poco de aceite en una sartén amplia y pochar la cebolla con el ajo unos minutos. Añadir una pizca de sal e incorporar el puerro y la calabaza. Agregar un poco de agua o caldo si se quedara muy seco. Añadir las especias y un golpe de pimienta. Tapar y cocer a fuego bajo, removiendo de vez en cuando, hasta que la calabaza casi esté deshecha.
Escurrir bien los garbanzos y la cebada y aplastar con un tenedor. Incorporar las verduras, los huevos ligeramente batidos, el miso y el queso si usamos, la levadura de cerveza y el pan rallado. Salpimentar y mezclar todo muy bien hasta tener una masa homogénea, consistente pero húmeda, que nos permita formar las albóndigas. Ajustar la cantidad de pan o añadir un poco de agua o leche si fuera necesario.
Formar unas 25-30 albóndigas con las manos humedecidas. Si se hacen más pequeñas serán más fáciles de cocinar. Calentar aceite en una sartén y cocinar las albóndigas en tandas, a fuego medio, cuidando que no se quemen. Podemos cocinarlas completamente así o marcarlas un poco para terminar de guisarlas en salsa o en una sopa.
Con qué acompañar las albóndigas
Como comentaba al principio, estas albóndigas vegetarianas de garbanzos, cebada y calabaza están muy ricas servidas con salsa de tomate y acompañadas, si queremos, de unas patatas o una sencilla ensalada fresca. Aguantan bien en la nevera varios días pero recomiendo mejor congelarlas en porciones individuales una vez ya pasadas por la plancha, incluso están ricas en una ensalada templada para llevar en táper.