Todo lo que debes saber sobre el slow fit
¡Buenos días! Ya es viernes, la tranquilidad del fin de semana se acerca; dos días para descansar y romper con ese ritmo rápido que nos impone el estrés cotidiano. En NutriMarket nos hemos dado cuenta de que, cada vez son más comunes estilos de entrenamiento muy rápidos; con alta intensidad y que requieren una inversión pequeña de tiempo. Para algunas personas este tipo de ejercicios serán perfectos, ya sea porque no pueden dedicarle mucho rato al fitness o; simplemente, porque para sus objetivos deportivos prefieren dicha modalidad. El HIIT o entrenamiento de alta intensidad es una de las más conocidas, pero ahora le ha surgido un competidor que ha llegado para quedarse; el slow fit. Se trata de un entrenamiento cuya característica es la suavidad de movimientos, el control del cuerpo y la capacidad de concentración. A continuación enumeramos todo lo que debes saber sobre el slow fit.
Características del slow fit
El slow fit es una disciplina de combina técnicas de pilates, taichí o yoga, entre otras cosas, seleccionando las que más interesan de cada rutina. Su objetivo es el mismo que el de cualquier variante del fitness: lograr un nivel de rendimiento óptimo a través del entrenamiento.
La explosividad, la potencia o la agilidad quedan sustituidas por la concentración, el equilibrio o el control del cuerpo y la respiración. De esta forma, el físico se va tonificando a través de otros caminos; aunque la meta sigue siendo la adquisición de una forma o un bienestar que mejore el día a día del deportista en cuestión. No obstante, hay ciertas diferencias que nos permiten establecer una separación entre los entrenamientos de alta intensidad y el slow fit; para que sea más sencillo decidirse entre uno y otro.
La principal ventaja que aparece con mayor exclusividad en el slow fit tiene que ver con la introducción del factor mental. Acudir al gimnasio suele relacionarse con un plano absolutamente físico, y la realidad es que la mayoría de rutinas más comunes reducen su actividad a dicho plano; por eso es necesario destacar que el slow fit une el entrenamiento físico y el mental; en la medida en que se necesita de una gran capacidad de concentración para llevar a cabo todos sus movimientos.
La combinación de ejercicios de diferentes disciplinas como las antes mencionadas es ideal para conseguir que tus pensamientos se dirijan, única y exclusivamente, a la realización del movimiento que toque en cada momento. Esa evasión del mundo es muy difícil de alcanzar, pero el slow fit puede ser un sendero por el que intentar llegar a ella.
Cómo introducirlo en tu vida
Por otro lado, en lo puramente relativo al físico hay que decir que el slow fit también es capaz de tonificar tus músculos, como cualquier otro tipo de fitness. Obviamente, la forma de lograrlo no es igual que en los entrenamientos de alta intensidad, por lo que es decisión de cada uno elegir la metodología que más se adapte a sus necesidades.
Uno de los aspectos más positivos del fitness es la posibilidad de configurar los entrenamientos con un nivel de personalización muy elevado. Gracias a que es un deporte individual –aunque en la mayoría de ocasiones se comparta con muchas personas- en el que se suele trabajar con circuitos formados por ejercicios individuales e independientes entre ellos, hay una gran facilidad a la hora de sustituir unos por otros, haciendo así que cambien ligeramente los resultados.
De esta manera, si alguien quiere probar los beneficios propios del slow fit sin renunciar completamente a sus entrenamientos más convencionales, tiene la posibilidad de ir introduciendo poco a poco algunos movimientos.
Por último, cabe destacar una de las grandes ventajas del slow fit: al ser una disciplina suave, en la que se trabaja con el propio cuerpo, se puede realizar perfectamente en casa, sin necesidad de un gran espacio libre ni aparatos deportivos de ningún tipo más allá de una esterilla.