Como hemos comentado en la anterior publicación, dentro de la amplia gama de suplementación con omega 3, existe una gran heterogeneidad en los diferentes ensayos clínicos dando resultados bastante controvertidos. Esto se debe principalmente a que no todas las materias primas son exactamente iguales, ni contienen la misma cantidad o concentración de ácidos grasos ni están sometidos a los mismos tratamientos tecnológicos.
Como curiosidad, los suplementos de omega 3 de aceite de pescado en Estados Unidos están clasificados por la FDA como alimentos y, por lo tanto, su aprobación y producción no requiere una revisión rigurosa.
A diferencia de los medicamentos recetados o de libre comercialización, no necesitan demostrar su eficacia en ensayos clínicos controlados vs placebo.
De hecho, en varias revisiones de la evidencia actual muestran como la mayoría de suplementos ampliamente utilizados contienen cantidades mucho más bajas de omega 3 que las especificadas en el producto, así como la inclusión de grasas saturadas y aceites oxidados que pueden contribuir a la dislipidemia y un mayor riesgo cardiovascular (justo lo contrario para lo que se recomiendan dichos suplementos).
El consumo de aceites oxidados se ha relacionado con aumentos del colesterol no HDL y cambios vasculares asociados con la aterosclerosis, incluida la inflamación, oxidación de LDL y disfunción endotelial (Fig. 1).
Sin embargo, estos ácidos grasos son particularmente susceptibles a la oxidación debido a la existencia de multitud de dobles enlaces. Hay varios factores que contribuyen a la oxidación de los ácidos grasos, incluyendo oxidación térmica (calor), autooxidación (oxígeno), fotooxidación (luz), oxidación catalizada por metalese iones (para evitar esto, es necesario una buena conservación en un envase opaco, temperatura adecuada, en lugares frescos y la posible inclusión de ciertos antioxidantes como por ejemplo; la vitamina E)
En varios estudios se vio como solo 10 de los 47 suplementos de aceite de pescado tenían niveles de EPA correctos. Además, solo doce de estos productos informaron cantidades precisas de DHA, mientras que el 74% contenía menos de las cantidades indicadas en la etiqueta de EPA o DHA.
En otro estudio de Nueva Zelanda, se analizaron 32 suplementos de aceite de pescado para determinar el contenido de ácidos grasos, de los cuales solo 3 de ellos (9%) tenía niveles de Omega 3 que cumplíano excedían las cantidades indicadas en el etiquetado (Fig. 2)
De todos los productos analizados, se encontró que más del 80% tenían niveles de peroxidación lipídica (un biomarcador de oxidación) que excedía los estándares de la industria. Además, solo el 8% de los suplementos cumplían con los estándares internacionales de peróxido y niveles de oxidación total (Fig. 3)
En otro estudio analizo la calidad, cantidad y estado de oxidación de los principales suplementos más vendidos de aceite de pescado en Estados Unidos. En dicho estudio se vio que además de EPA y DHA, los suplementos contenían más de 30 variantes diferentes de ácidos grasos (Fig 4). constituyendo hasta el 36% del contenido total de ácidos grasos. En uno de los productos, la cantidad de dos grasas saturadas, ácido palmítico y ácido mirístico era casi equivalente al contenido total de EPA y DHA (28 y 30%, respectivamente).
Uno de los marcadores o índices que se utilizan para medir la oxidación de un aceite es el índice TOTOX, tratándose de un valor de medición estandarizado internacional que indica el grado de frescura o enranciamiento de un aceite de pescado. Cuanto mayor es el valor TOTOX, más enranciado se encuentra el aceite.
TOTOX = IP x 2 + IA
- El índice de anisidina (IA) mide la oxidación acumulada durante la oxidación de las grasas y cómo se ha manipulado y conservado un aceite.
- El índice de peróxidos (IP) mide la oxidación actual.
TG (triglicéridos) Vs EE (Ester etílico)
Los ácidos grasos omega-3 se pueden encontrar en distintas formas o fuentes, las que están presentes en el pescado son casi exclusivamente TG. Debido a que los ácidos grasos libres se oxidan rápidamente, la estructura de TG ofrece una mayor estabilidad a los ácidos grasos y evitan la degradación y la oxidación de estos, para que así no pierdan sus efectos biológicos.
Los ésteres etílicos de ácidos grasos derivan de la reacción de ácidos grasos libres con etanol (alcohol). El proceso, denominado transesterificación, implica una reacción en la que la estructura de glicerol de un TG se elimina y se sustituye por etanol. dejando una molécula de ácido graso unida a una molécula de etanol. El EE resultante permite la destilación fraccionada (y concentración selectiva) de los ácidos grasos de cadena larga. Comúnmente conocida como destilación molecular, permitiendo niveles de ácidos grasos EPA y DHA mayores que los que se encuentran naturalmente en el pescado.
Debido a que los EE rara vez se pueden encontrar en la naturaleza, esto afecta a la forma en que se digieren y se absorben en el cuerpo. La gran mayoría de los concentrados de aceite de pescado que se venden a nivel mundial son concentrados de EE de EPA y DHA. Un pequeño porcentaje de los concentrados de aceite de pescado en el mercado son TG naturales, este proceso es posible debido a la conversión de los ácidos grasos de nuevo en TG utilizando enzimas alimentarias. Este proceso, llamado glicerólisis. Elimina la molécula de etanol y reesterifica los ácidos grasos EPA y DHA a una molécula de glicerol. Estos se conocen comúnmente como triglicéridos reesterificados (rTG).
En cuanto a sus comparaciones en la mayoría de ensayos clínicos los que se encuentran en forma de TG proporcionan una mayor absorción y estabilidad debido a su matriz alimentaria, alcanzando rangos terapéuticos mayores en comparación con el aceite de pescado EE.
Neubronner et al. 2011 concluyeron que la suplementación durante seis meses en dosis idénticas de EPA y DHA condujo a un aumento más rápido y mayor en el índice de omega-3 cuando se consumía en forma de TG en comparación a ésteres etílicos (normalmente el factor limitante más allá de la dosis de DHA Y EPA es el tiempo de suplementación y el tipo de población) Fig 5.
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Compuesto por aceite de pescado con ácidos grasos Omega 3 del tipo EPA y DHA en forma de triglicéridos (su forma más biodisponible, mejor que etil-éster) y con el sello de máxima calidad “IFOS”. |
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En este ensayo se utilizó el Omega 3 index que permite cuantificar el % de DHA + EPA en la membrana de los eritrocitos, así como otros tejidos. En cambio, la suplementación a corto plazo solo se pueden encontrar diferencias a nivel plasmático (siendo esta no del todo útil frente a posibles beneficios en enfermedades cardiovasculares).
SELLO IFOS
Para ello y para conseguir evitar todos los inconvenientes que pueden ocasionar consumir un producto de omega 3 de aceite de pescado en mal estado. Existen certificaciones, como el sello IFOS (Fig.6) que acreditan que el producto cumple con las cantidades de EPA y DHA, conservación y estabilidad adecuadas.
Además de que se encuentre libre de contaminantes como pueden ser dioxinas, furanos y otros metales pesados (cadmio, mercurio y arsénico inorgánico) debido a la bioacumulación producida en los pescados de gran tamaño de los cuales se extrae dicho aceite de pescado. Así como otras impurezas que puedan presentar un peligro para la salud y el consumo humano dentro de los límites establecidos.
BIBLIOGRAFÍA
- Sherratt, S. C., Lero, M., & Mason, R. P. (2020). Are dietary fish oil supplements appropriate for dyslipidemia management? A review of the evidence. Current Opinion in Lipidology, 31(2), 94.
- Mason, R. P., & Sherratt, S. C. (2017). Omega-3 fatty acid fish oil dietary supplements contain saturated fats and oxidized lipids that may interfere with their intended biological benefits. Biochemical and biophysical research communications, 483(1), 425-429.
- Albert, B. B., Derraik, J. G., Cameron-Smith, D., Hofman, P. L., Tumanov, S., Villas-Boas, S. G., … & Cutfield, W. S. (2015). Fish oil supplements in New Zealand are highly oxidised and do not meet label content of n-3 PUFA. Scientific reports, 5, 7928.
- Neubronner, J., Schuchardt, J. P., Kressel, G., Merkel, M. V., von Schacky, C., & Hahn, A. (2011). Enhanced increase of omega-3 index in response to long-term n-3 fatty acid supplementation from triacylglycerides versus ethyl esters. European journal of clinical nutrition, 65(2), 247-254.
- https://certifications.nutrasource.ca/quality-concerns/omega-3-quality-concerns